Una de las secciones de este Blog llevará por título Icaro y Maya. En ella, les iré contando algunas historias memorables de mis alumnos (Ícaro) y de mis alumnas (Maya). En los veinticinco años de enseñanza he visto a muchos chicos y chicas cuya actitud vale la pena compartir, básicamente por ser ejemplificadoras. Los nombres provienen, como es obvio, de la mitología griega. Ambos son seres divinos, jóvenes, aventureros, arriesgados...
Maya es cualquier chica que camina por la calle, preocupada de la opinión de los demás aunque quiera aparentar que no es así y que vive a su aire. Demanda, al igual que Ícaro, la atención de todos sus pares e igualmente, necesita a gritos reafirmar que sus padres y profesores la toman en cuenta. Ícaro le interesa pertenecer a la manada, aunque para ello tenga que hacer tonterías...
Los padres solemos decir que todas las Mayas son iguales y que todos los Ícaros también lo son, y peor aún: que el que nos tocó a nosotros es el peor... Hay que escarbar un poquito, nada más, para darnos cuenta de que vivimos un enorme error. Puesto que cada Maya y cada Icaro son únicos e irrepetibles.
Ojo, que para los que no lo saben, he trabajado en una universidad, en un Instituto, en una Academia pre-universitaria y hace varios años en la sección secundaria de un colegio privado. De ahí que tratar de identificar en mis historias a alguno de estos personajes será inútil...
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