lunes, 12 de julio de 2010

Cualquier tiempo pasado... ¿fue mejor?

¿Aprenderemos alguna vez los padres a no ponernos en los zapatos de nuestros hijos? Creo que por los siglos de los siglos, aleluya!, los padres tenemos esa inhumana tendencia a usar dos frases célebres: "yo, a tu edad, ...." y la otra, "si yo hubiera tenido la vida que tú tienes ahora....". Premisas desde luego que son soberanamente falsas y peor aún, autodestructivas.

Mano en el corazón y analicemos los casos.

1) Yo, a tu edad...
Resulta que si tuviéramos una colección de todos estos testimonios, todos -me incluyo- seríamos personajes que han pasado un cúmulo de sacrificios gigantescos, han sido infelices como nadie, han vivido en carne propia una vida digna de la Beatita de Humay y han tosido más que Margarita Gautier -la recordada Dama de las Camelias-. De hecho, no estoy desvalorizando la vida de nadie, ni tampoco tengo la intención. Pero los chicos no tienen la culpa de que la historia avance a pasos agigantados y que sus padres pertenezcan a una generación que ha pasado de la máquina de escribir mecánica al Blackberry, y siguen asombrándose. Ellos no tienen la culpa de la globalización, y de que mientras nosotros teníamos que esperar un año , para ver una película gringa, ahora ellos pueden verla antes de su estreno.

Nosotros a SU edad no estábamos bombardeados de imágenes, tecnología, publicidad, delivery y cuando hay. Efectivamente, nosotros íbamos en búsqueda de los cosas. Ellos las tienen a la distancia de un pulgar (tema que tocaré en un futuro post). Solemos pues, usar un tono para despertar la culpa en ellos... ante una frase que suena a...: no sabes cómo he sufrido... tú no entiendes... Claro, cualquier adolescente que nos escucha debe pensar: ¡qué aburrida era tu vida! ¡con razón te quejas todo el día! ¿de qué me estás hablando? ¡otra vez con el mismo rollo!.
2) Si yo hubiera tenido la vida que tú tienes ahora...
No la tenemos, no es posible imaginarla. Nos tenemos que convencer. Esa premisa es una trampa, es peor que el laberinto del Fauno... Estamos planteándole a nuestros chicos una posibilidad inexistente en tiempo y espacio. Una posibilidad que propone un gran autor colombiano -recomendable a ojo cerrado- Héctor Abad. Él habla de que los seres humanos solemos darle mucha importancia a los "posibles ex futuros". Es decir, pensar en todas las posibilidades de futuros posibles si hubiéramos tenido otra vida: si hubiera tomado X decisión, si hubiera aceptado tal propuesta, si yo fuera él... Y claro, resulta un ejercicio delicioso y casi novelesco, porque en ese momento nuestra creatividad super cualquier límite. El problema viene cuando esa creatividad la usamos con nuestros hijos y pontificamos sobre posibles "usos" le podríamos dar a SUS vidas, que no son, ni se parecen a las nuestras.
Confesemos, si nosotros tuviéramos la vida que tienen nuestros hijos ahora estaríamos como "cuy en feria".
Conclusión: sigamos usando las frases... pero tratemos que sea con menor frecuencia y que lleve un contenido creíble.

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